
La diferencia se nota cuando enciendes la pantalla. No al ver especificaciones ni comparar fichas técnicas, sino al sostener la consola, prenderla y cargar tu juego favorito. Ahí es cuando entiendes por qué muchos dan el salto a la Nintendo Switch OLED .
Aunque por fuera pueda parecer una mejora menor, como si solo se tratara de “una mejor pantalla”, en la práctica es un cambio que transforma la experiencia, sobre todo para quienes juegan mucho en modo portátil. El brillo, el contraste, la profundidad del color… todo se siente más vivo. Zelda se ve más inmersivo, Splatoon más vibrante, y hasta un indie pixelado cobra una dimensión inesperada en esta pantalla OLED de 7 pulgadas.
Mucho más que una pantalla más grande
La diferencia no está solo en lo visual. Hay pequeños ajustes que hacen que esta versión se sienta más refinada. El soporte trasero, por ejemplo, ahora es realmente útil. Quienes intentaron usar el de la versión original saben que parecía una excusa de soporte más que un soporte real. En cambio, el nuevo permite colocar la consola en casi cualquier ángulo, con firmeza. Ideal para partidas rápidas en sobremesa o para sesiones largas con amigos sin cargar con una base.
Hablando de la base, también recibió una mejora. Tiene un diseño más limpio y agrega un puerto LAN, algo que muchos venían pidiendo, especialmente quienes juegan online. No es un cambio drástico, pero sí una comodidad que hace la diferencia en juegos como Mario Kart o Super Smash Bros. Si ya usabas adaptadores, este puerto nativo se siente como una evolución lógica.
El sonido importa más de lo que parece
Hay algo que suele pasarse por alto en las reseñas y es la calidad del sonido. En la Switch OLED los parlantes son notablemente mejores, con un audio más claro y con mayor cuerpo. No reemplaza unos buenos auriculares, pero para jugar en modo portátil sin conectar nada, es una mejora bienvenida.
¿Vale la pena si ya tienes una Switch?
Para quienes ya tienen una Switch original o la versión Lite, la decisión de cambiar a la OLED depende de cuánto juegan fuera del dock. Si pasas la mayoría del tiempo con la consola conectada al televisor, el salto quizás no sea tan urgente. Pero si usas el modo portátil o de sobremesa con frecuencia, la diferencia es inmediata y valiosa.
Otra cosa a considerar es la sensación de construcción. La consola se siente más sólida. No es más pesada de forma significativa, pero da una impresión de producto más terminado, más premium. No es algo que aparezca en la lista de especificaciones, pero se nota al usarla.
Para entrar al ecosistema Switch, es la mejor opción
Y para quienes aún no han dado el salto a la familia Switch, esta es sin duda la mejor puerta de entrada. A menos que te interese exclusivamente jugar en modo portátil (donde la Lite sigue teniendo su espacio), la versión OLED es la que ofrece el mejor balance entre portabilidad, rendimiento y experiencia visual.
La oferta de juegos, por supuesto, sigue siendo uno de los mayores atractivos. Desde joyas first-party hasta un catálogo indie que no deja de crecer, la Switch ha logrado mantenerse relevante durante años, y todo apunta a que seguirá siéndolo por un buen tiempo. Si estás pensando en sumarte o renovar tu consola, puedes revisar las opciones disponibles en nuestra sección de consolas Nintendo Switch.
Con una Switch OLED en las manos, descubres que no es solo una actualización estética. Es una mejora que se disfruta con cada partida. Y eso, al final, es lo que importa.