
Hace un par de días se celebró el día de la tierra, para ser exactos, el 22 de abril. Uno de los principios más importantes del cuidado ambiental es reducir residuos. Y créeme, la cantidad de computadoras que terminan en la basura solo porque “ya están lentas” es enorme. La mayoría no están rotas, solo tienen un sistema operativo que ya no les rinde o se siente pesado. Aquí es donde entra Linux como el salvador para equipos viejos.
Linux es un sistema operativo (como Windows o macOS, pero libre y gratuito) que puede correr sin problemas en computadoras que ya tienen sus años encima. Hay versiones (como MX Linux, Linux Mint o Lubuntu) que están diseñadas para funcionar bien incluso con poca memoria y procesadores antiguos. En lugar de deshacerte de ese viejo laptop que tienes en el cajón del olvido, puedes instalar Linux y convertirlo en una máquina funcional para navegar, ver videos, escribir documentos, o incluso trabajar.
Menos consumo, más eficiencia
Además de evitar que un equipo termine como chatarra, usar Linux también ayuda a que tu computadora consuma menos energía. ¿Por qué? Porque no exige tantos recursos, no está llena de procesos corriendo en segundo plano ni te está lanzando actualizaciones gigantes todo el tiempo. Esto significa que el ventilador trabaja menos, el procesador no se calienta tanto, y en general, el equipo consume menos electricidad. Perfecto si quieres reducir tu huella energética sin dejar de usar tecnología.
Libertad, control y cero basura digital
Hay muchas distros donde tú decides qué programas instalar y cómo usar tu equipo. No hay bloatware (esos programas que vienen preinstalados y nunca usas; y sí tiene algunos, son los necesarios), no hay anuncios, ni te fuerza a aceptar políticas que no entiendes.
Y ya que estamos hablando de basura, otro plus: muchas distribuciones de Linux vienen con herramientas que promueven el software libre, lo que significa menos dependencia de grandes corporaciones que generan toneladas de datos, servidores, minería de información… en fin, cosas que también consumen recursos del planeta.
¿Y las desventajas? Sí, hay algunas
No todo es perfecto, y es justo decirlo. Linux tiene una curva de aprendizaje si nunca lo has usado. Algunas cosas no funcionan igual que en Windows o macOS, y puede que ciertas aplicaciones (como Photoshop o ciertos juegos) no estén disponibles. Aunque hay alternativas bastante buenas (como GIMP o Steam en versión para Linux), no siempre es un reemplazo.
También hay momentos en los que tendrás que googlear un poco para resolver algo. Pero, siendo sinceros, eso también pasa con cualquier sistema operativo. La buena noticia es que hay comunidades enormes de usuarios dispuestos a ayudarte.
Instalar Linux: más fácil de lo que crees
Lo mejor de todo es que no necesitas ser experto para hacerlo. Hoy en día, la mayoría de las distros Linux tienen instaladores súper sencillos, y puedes incluso probarlas desde un USB sin borrar nada de tu disco duro. Si te gusta, lo instalas. Si no, lo dejas tal cual. Hay toneladas de tutoriales (en español, con videos y todo), así que es una actividad ideal para una tarde libre con ganas de experimentar y hacer algo distinto.
Instalar Linux en una computadora vieja es una forma concreta y accesible de hacer algo por el planeta en el Día de la Tierra. Recuperas un equipo que creías perdido, evitas basura electrónica, consumes menos energía, y te liberas un poco del ciclo de comprar y tirar.